domingo, 18 de marzo de 2018

La Matemática, una ciencia muy "sui generis"



En las ciencias exactas fácticas, como la física o la química, o en la filosofía, existe la preocupación por que las teorías que se elaboran tengan concordancia con la realidad objetiva. Los modelos que se proponen explican “la realidad” dentro de los márgenes de error de los experimentos o de las medidas y se aceptan como una descripción de lo que nos rodea (No la realidad misma) hasta que alguna predicción hecha a partir de la teoría no se cumpla. Una discrepancia seria es una suerte de alarma que anuncia que la teoría debe ser reemplazada por otra. Por ello, nunca se puede demostrar la verdad de una teoría, ni tiene sentido preguntar si  es verdadera o falsa; las teorías son válidas o inválidas, en tanto puedan ser útiles para explicar, calcular o predecir la realidad tal como la conocemos. Muchas veces sucede que ciertas descripciones teóricas son criticadas por otros científicos no porque no permitan predecir el resultado de fenómenos o experimentos, sino porque algún aspecto de la descripción no concuerda con la idea que se tiene del objeto real. En la historia de la física nuclear hay una anécdota de Paul Dirac que sirve muy bien de ilustración: este eminente científico planteó una ecuación que explicaba ciertos aspectos de las partículas atómicas en términos de energía. La particularidad de esa fórmula era que admitía soluciones en energías menores que cero, algo no observado* ni sospechado por los físicos de entonces. Muchos científicos hubieran descartado o limitado el uso de este modelo por ser parcialmente carente de sentido, pero Dirac no terminó todo allí: usando la razón, reflexionó acerca de ello y predijo la existencia de antimateria. Otro ejemplo típico es la Teoría de la Gravitación de Newton. Actualmente nadie la da por válida; ha sido reemplazada por la Teoría General de la Relatividad de Einstein. Pero, excepto en dos o tres casos especiales, ambas teorías coinciden en sus resultados y la matemática newtoniana es mucho más sencilla que la que utilizó Einstein; de tal forma que el hombre pisó la Luna utilizando los cálculos de Newton y no los de Einstein.

Algunos matemáticos están libres de las ataduras a la realidad concreta y esto convierte a la matemática pura en algo muy especial, que trataré de explicar en los párrafos siguientes.



Un poco de axiomática.


Podemos definir “intuitivamente” el concepto de enunciado, como toda expresión hecha en un lenguaje, de la cual tenga sentido inequívoco afirmar su verdad o su falsedad. Por ejemplo: Napoleón gobernó Francia; podemos afirmar con sentido su verdad o su falsedad. Hay una estructura más general y profunda que los lógicos llaman proposición, que atiende más al significado que a la forma de enunciación, pero no nos internaremos en semejantes honduras. (Para la lógica de proposiciones las expresiones  “it’s raining” y “está lloviendo” son dos enunciados diferentes y una misma proposición, y no es necesario que los enunciados sean en lenguas diferentes)

La lógica no se ocupa del contenido efectivo de verdad de un enunciado; o sea, no se interesa en una calificación absoluta de verdad o falsedad concordante con la experiencia acumulada. Para esta ciencia, calificar a un enunciado aislado como “verdadero” tiene tanto sentido como calificarlo de “falso”.  Al considerar más de un enunciado, muchas veces la suposición de un valor de verdad para uno condiciona los valores de verdad de otros. Así,  por ejemplo,  si suponemos verdadero un enunciado, su negación debe ser forzosamente falsa. Otros enunciados son siempre verdaderos, como “a o no a”, esto debido a su forma  y no a su contenido. Cambiando el conectivo “o” por “y”, tenemos “a y no a”, que es una contradicción.

El razonamiento consiste en un encadenamiento de juicios o enunciados que termina en otro que resulta fundado en los anteriores, que es una consecuencia ineludible de los anteriores. A veces se dice que la matemática está casi enteramente basada en el razonamiento deductivo. Una regla de oro que determina la validez de estos razonamientos es: la verdad de los antecedentes determina la verdad del consecuente. Vale decir, la conclusión se desprende de las premisas por necesidad, en virtud de ciertas características lógicas, puramente formales de las mismas. En este tipo de razonamiento la conclusión se desprende lógicamente de las premisas o no lo hace; es esto último lo que la convierte en una ciencia exacta: no hay grado de probabilidad sino certeza. Supuesta la verdad de los antecedentes, se deduce la verdad del consecuente; una nada despreciable cualidad de conservar la veracidad del conocimiento; pero ningún camino lógico conduce de la verdad del consecuente a la de los antecedentes. Por eso Bertrand Russell dijo: “Toda la lógica depende de un si” (if, en su lengua)

En cuanto a la naturaleza deductiva de la matemática, Poincaré se preguntaba por qué no se reducía toda esta ciencia a una tautología, a una rebuscada forma de decir “a es a”. Es claro, el razonamiento deductivo contiene a la conclusión en las premisas; o sea, no aporta conocimiento nuevo. Esta es una cuestión aún no resuelta. En la ciencia que nos ocupa,  otro modo de establecer conocimientos es mediante la inducción completa; de todas formas, la manera en la que se producen las ideas creadoras es una cuestión que excede el marco de la lógica y el de la matemática.

Cuando se agrupan afirmaciones con el fin de crear un conjunto desde el cual deducir o construir otros conocimientos, nos encontramos con un sistema axiomático. Los enunciados que lo componen pueden ser de dos clases: axiomas o postulados. Los axiomas son enunciados de verdad evidente y los postulados no lo son; se pide al lector que asuma su verdad. En la aritmética, por ejemplo, la infinitud del proceso de cuenta es un postulado; no es evidente ni demostrable. A un sistema axiomático se le piden varias cosas:

a)                           Que sea consistente o compatible. Significa que ningún axioma o postulado debe ser contradictorio en sí mismo ni contradecir total o parcialmente a los demás enunciados del sistema. Si ello ocurriera, todo el sistema y sus consecuencias serían contradictorios, totalmente inservibles.
b)                          Que los enunciados sean lógicamente independientes entre sí. Esto quiere decir que ningún enunciado (o sus partes) debe deducirse de otro o de una combinación de otros.
c)                           Que sea completo. Es decir, que ninguna afirmación que se haga en base al sistema carezca de una demostración de su verdad o falsedad relativa a la verdad supuesta de los enunciados del sistema axiomático. Si aparece una afirmación imposible de demostrar a partir del sistema, estamos ante lo que los lógicos llaman un “indecidible”. Este indecidible, su negación u otra afirmación o negación lógicamente dependiente del indecidible, deben formar parte del sistema axiomático  que, de otra forma, queda incompleto.


De las tres condiciones pedidas, la más indispensable es la primera y la más difícil de lograr es la última. Hace poco tiempo se demostró el carácter indecidible de la Hipótesis del Continuo. En 1931, Kurt Gödel publicó un trabajo denominado “Sobre Proposiciones Formalmente Indecidibles de Principia Mathemática y Sistemas Análogos”, obra excepcional que le valió el nombramiento de Doctor Honoris Causa otorgado por la Universidad de Harvard. En esa obra Gödel demuestra que cualquier sistema axiomático lo bastante rico como para describir la aritmética de los números naturales, sería de necesidad incoherente o incompleto. Toda la no contradicción de la matemática ha sido reducida a la no contradicción de los axiomas de la Teoría de Conjuntos, pero este problema no tiene solución; puesto que podríamos hallar otro sistema más general que fuera verificado por estos axiomas y hacer depender la no contradicción del sistema de la Teoría de Conjuntos a la misma condición del nuevo sistema hallado. Eso es hacer retroceder el problema o rebautizarlo, hasta el infinito.

El trabajo de Gödel nos dice que, en el mejor caso, no podremos hallar toda la verdad por nuestro propio esfuerzo y, en el peor -¡Dios nos libre!- que nuestro conocimiento podría ser totalmente incoherente y no servir para nada. Esto no se refiere a la experiencia fáctica acumulada, sino al sistema racional que usamos para explicar la realidad y fundamentar nuestros conocimientos. Además, no es aplicable a todo el conocimiento, sino a sistemas como el de los axiomas de los números naturales; los números reales no entran en esta categoría.

Con respecto a lo mencionado en la condición “b”, el problema se resuelve cambiando el axioma en estudio por su negación. Si su negación no introduce contradicción con ninguno de los axiomas restantes o sus combinaciones, tendremos que, si el sistema no es en sí mismo contradictorio, entonces, el axioma analizado es lógicamente independiente. Ello se debe a que si fuera lógicamente dependiente se deduciría de algún axioma o de una combinación de ellos y, por supuesto, aceptada la verdad de los antecedentes, forzosamente tendría que ser verdadero. Al introducir su negación como “verdadera” (que deberá ser necesariamente falsa si ocurre lo primero), el sistema se volverá contradictorio. Este mismo proceso es el que usamos cuando demostramos un teorema por el absurdo: negamos lo que queremos demostrar (o sea, aceptamos la verdad de la negación) y, si es deducible del sistema, la negación nos  llevará  a una contradicción. Esta forma de demostración es “cómoda”, porque a veces es muy difícil plantear una demostración “directa”; pero no todos los matemáticos admiten este tipo de argumentación. Hay una escuela que no se conforma con la no contradicción, sino que exige la construcción efectiva del concepto a demostrar.

A partir de la axiomática pueden ocurrir varias cosas:

Una es la creación de una matemática abstracta; veamos un ejemplo tomado de la monumental obra Análisis Matemático I, de Julio Rey Pastor, Pedro Pi Calleja y César Alberto Trejo, Editorial Kapelusz, Buenos Aires, octava edición, 1969:

Axioma I. Entre ciertos elementos P y ciertos elementos r existe una relación “determina” tal que:
Dos P (P1 y P2) determinan un r, y sólo uno.
Definición 1. Diremos que P1 y P2 pertenecen a r, o que r pasa por P1 y por P2.

Axioma II. Existe (por lo menos) un P.
Axioma III. A cada r pertenecen por lo menos dos P distintos.
Axioma IV. Por cada P pasan por lo menos dos r distintos.

Interpretación 1: P son los puntos y r las rectas en la geometría del espacio.
Interpretación 2: P son las rectas y r los puntos en la geometría del espacio.
Interpretaciones 3 y 4: lo mismo que 1 y 2 en la geometría del plano. En cambio, no podemos adoptar la interpretación 1 en la geometría de la recta, pues cae en defecto el axioma IV.
Interpretación 5: P son las circunferencias de un plano y r los haces de circunferencias (conjuntos de circunferencias tales, que dos a dos, tienen el mismo eje radical).
Interpretaciones 6 y 7: P y r son los vértices y lados (lados y vértices) de un triángulo.
Interpretaciones 8 y 9: P y r son los vértices y aristas (aristas y vértices) de un tetraedro.
Interpretación 10: P son los elementos a, b, c y r, los conjuntos: {a, b}, {b, c} y {c, a}
Interpretación 11: P son las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, y r, las fronteras entre cada dos de ellas.


Aquí podemos dedicarnos a la investigación de problemas “en abstracto” como, por ejemplo, demostrar el teorema “existen (por lo menos) tres P distintos” (aplicando sucesivamente los axiomas II, IV, III y I); o trabajar en alguna interpretación concreta, que puede ser con objetos matemáticos (de existencia ideal), objetos del mundo físico o  aún de otra teoría abstracta.

Pero todavía podemos hacer más: Si los axiomas son lógicamente independientes, puede sustituirse cualquiera de ellos -o hasta un conjunto- por sus negaciones. De esta forma, para un sistema de n axiomas hay por lo menos 2n matemáticas diferentes. Digo por lo menos, porque para cada negación puede haber más de una posibilidad, como fue el caso de las geometrías no euclidianas (negación del axioma de las paralelas). Este no es un terreno que pueda transitar triunfalmente cualquiera; pero saberlo amplía nuestra mente y justifica la frase de George Cantor: “La esencia de la matemática es su libertad”.

De todos los científicos, los matemáticos somos los económicamente más pobres. Casi nadie invierte dinero en la investigación matemática, porque la mayoría de los resultados no son inmediatamente prácticos. Como excepción a la regla, podría decirse que los que se dedican a la criptografía o al descifrado de claves tienen el apoyo de algunos gobiernos, dado el valor estratégico de sus hallazgos. Aunque estemos solos o acompañados por algunos amigos pobres como nosotros, también es cierto que lo único indispensable para nuestra investigación es: ganas, tiempo, papel y lápiz. No necesitamos sincrotrones, cohetes, ni instrumentos caros. Sólo libertad de pensamiento. Y ello es posible aún en una cárcel. En nuestra ciencia no hay lugar para el “¿para qué sirve?” y tampoco para los accionistas. Mejor para nosotros. De todas formas, este juego, ocioso y elitista para algunos, resulta indispensable como herramienta y lenguaje no ambiguo para la expresión y el desarrollo de las ciencias y las técnicas más concretas.



*En realidad, la energía negativa no es observable. Dirac  sugirió un “mar de electrones” que llenaba y neutralizaba ese nivel de energía negativa y creó una teoría “de los huecos”, que, muy rápidamente, dice que al crear un hueco en ese “mar”, éste se comporta y detecta como una antipartícula de energía positiva.

9 comentarios:

Juan Manuel dijo...

Carlos Alberto Carcagno

“Es imposible descomponer un cubo en dos cubos, un bicuadrado en dos bicuadrados,
y en general, una potencia cualquiera, aparte del cuadrado, en dos potencias del
mismo exponente. He encontrado una demostración realmente admirable, pero el margen
del libro es muy pequeño para contenerla”.

¿Por qué?

Por la Generalización de la Suma, que nos dice;

“La suma de dos números siempre será igual al cociente de la diferencia de sus cuadrados sobre la diferencia entre estos”.

Este es el hallazgo de Pierre Fermat. La Generalización de la Suma.

Está en la página 13 del Libro de los Números Cuadrados de Leonardo de Pisa.
¿Como...?, Pues sí, Diofanto-Leonardo-Fermat


Lo saludo atentamente.

Carlos Alberto Carcagno dijo...

Le agradezco el saludo y se lo retribuyo.

Todavía no alcanzo a comprender la vinculación entre lo que usted me dice y el Último Teorema de Fermat. Tengo el Liber Quadratorum y voy a revisar la página trece con mucha curiosidad.

Si fuera así, ¿por qué no se usó esto para demostrar el teorema antes de Wiles?

Un cordial saludo.

Juan Manuel dijo...

Don Carlos;

Pues porque el libro lo encontré de casualidad en el 2013, y recién
este año se apareció la verdad revelada.

Paso a explicar la Generalización de la Suma;

O sea, ¿a qué es igual la suma de dos números?

Si “la diferencia entre dos números cuadrados es igual al producto de la suma por la diferencia de sus raíces”, significa que “La suma de dos números siempre será igual al cociente entre la diferencia de sus cuadrados sobre la diferencia de las raíces”.

Ello fue lo que encontró Fermat al observar la tabla de potencias. Una de las herramientas
con las cuáles trabajaba.

Es decir que siempre que sumemos dos números, obtendremos el cociente de dividir la diferencia de sus cuadrados sobre la diferencia a su vez entre estos dos números.

Ejemplo:
4+3= 7 porque 16-9 = 7/1.
64+27=91 porque 4096-729= 3367/37.

“la diferencia entre dos números cuadrados es igual al producto de la suma por la diferencia de sus raíces” es la clara definición de Paul Ver Eecke en la página
13 del libro de Leonardo.

Y ello significa que;
“La suma de dos números siempre será igual al cociente entre la diferencia de sus
cuadrados sobre la diferencia de las raíces”.

Que es lo clásico Don Carlos; deducir relaciones numéricas desconocidas de otras
que ya conocemos.

Respondame a mi correo y se lo remito.
Minombrecompleto@gmail.com

Lo saludo atentamente.

Juan Manuel dijo...

Don Carlos

El trabajo del Profesor Wiles, en relación a Fermat, es un completo desvarío. Pues se ha confundido como nos confundimos la mayoría que hemos intentado resolverlo. La diferencia, ha radicado en la posición e influencias de que gozaba y goza el interesado para que su trabajo fuera ungido.
El trabajo del Profesor Wiles está más alejado de la verdad, que el sistema solar Ptolemaico lo estuvo del sistema solar real expuesto por Copérnico.

RENE GUENON;
...[..].."Los matemáticos, en la época moderna, y más particularmente todavía en la
época contemporánea, parecen haber llegado a ignorar lo que es verdaderamente el
número; y, en eso, no entendemos hablar sólo del número tomado en el sentido
analógico y simbólico en que lo entendían los Pitagóricos y los Kabbalistas, lo que es
muy evidente, sino incluso, lo que puede parecer más extraño y casi paradójico, del
número en su acepción simple y propiamente cuantitativa. En efecto, los
matemáticos modernos reducen toda su ciencia al cálculo,...."
http://disenso.info/wp-content/uploads/2013/06/Los-principios-del-c%23U00c3%23U00a1lculo-infinitesimal-R.-Guenon.pdf

Lo saludo atentamente.

Carlos Alberto Carcagno dijo...

Hola.
Es indudable que los matemáticos modernos tienen un concepto del número que es muy diferente al de los antiguos. Son dos maneras diferentes de retratar la realidad.

En cuanto al trabajo de Wiles, lo respeto, pero no me gusta. Yo también soy de la idea de que debe haber una demostración más simple e ingeniosa, aunque no puedo dar una prueba formal. La demostración de Wiles es de una complejidad tal que nunca va a existir una certeza absoluta de su corrección. Cuando él expuso por primera vez en público su demostración los concurrentes aplaudieron. La mayoría de los presentes eran matemáticos profesionales.

Una vez pasada la emoción inicial, siguió el trabajo de la revisión por los pares. Se calcula que la cantidad de matemáticos que pueden hacer una revisión crítica del trabajo de Wiles no excede de una veintena. El matemático encargado de tan ciclópea tarea encontró una laguna en la demostración luego de dos meses de dedicación exclusiva al análisis. A Wiles le llevó dos años corregir el defecto. Por supuesto, yo no estoy entre esos veinte especialistas. Hoy se acepta que está "razonablemente" demostrado. Supongo que sí.

Estoy transitoriamente escaso de tiempo, pero prometo prestar la debida atención a su propuesta. En cualquier momento le escribo a su correo personal, así recibo su trabajo y lo analizo.

Gracias. Atentamente,

Carlos.

Juan Manuel dijo...

Don Carlos

El hecho de haber leído sus consultas sobre el tema en varios webs ha
sido lo que me motivó a compartirle este hallazgo de Fermat por creer
que ansiaba saberlo.

Otros se hacen los misteriosos señalando que lo saben. Solo ésta es la
verdad.

No es mi trabajo. Es el de Leonardo sintetizado en dos renglones por
Paul Ver Eecke. Luego, el mérito es de Fermat.

Siempre fue obvio que Wiles estaba equivocado. Siempre fue obvio que
la respuesta tenía que ver con los números cuadrados. Eso de los 20
sujetos "de mentes elevadas" que lo pueden comprender, era para poder
forrarse en dinero a costa de los ignorantes. Como sucede con todo.

Solo redacté media página con la explicación formal y otras pocas de
guía que muestran donde mirar.

Lo saludo atentamente.

Carlos Alberto Carcagno dijo...

Hola
Sigo sin entender la relación entre el quinto caso de factoreo y el último o gran teorema de Fermat. Hice un esbozo de análisis, pero decidí esperar a su trabajo para no opinar antes de haberlo leído.

En un rato le envío un correo como pidió y luego le hago saber mi parecer al respecto.

Gracias. Atentamente,

Carlos

Juan Manuel dijo...

Don Carlos

El hecho de poder leer las ecuaciones de Diofanto en la tabla fue
lo que motivó a Fermat a escribir que había visto una gran luz en
su obra. Una carta a Mersenne lo confirma.
Sus reflexiones también las consideré al principio, pero la tabla
me las ha refutado entregando las otras dos definiciones. Le digo
más, incluso la tabla mejora el método general de Euler para la
ecuación Diofántica 8x+3y=91 que puede verse en el libro de Egmont
Colerus página 126 y que también se relaciona con el tema.

El álgebra no construye las relaciones numéricas, sino las describe.

Por lo demás, es una pena ya uqe se trataba de un intercambio leal
de trabajos para intentar conocer la verdad.

Las Curvas Modulares y los unicos 20 sabios que la pueden entender
"imitan la función" de los monstruos marinos de la antigüedad para
que los indeseados no se aventuren mucho más allá de las columnas
de Hércules. Pero con una grosera diferencia; aquellos "monstruos"
ocultaban un continente, en cambio "los únicos 20 sabios" escudan
lo que es una falacia aberrante.

https://www.pagina12.com.ar/113193-la-matematica-no-es-solo-para-la-elite

Lo saludo atentamente.

Carlos Alberto Carcagno dijo...

Estimado Juan Manuel
Estamos buscando la verdad y ni usted ni yo somos crédulos. Escuchamos, pensamos, analizamos.
Verdad hay una sola, pero la aceptación de la verdad es una experiencia personal e intransferible. Porque discutamos hasta encontrar la verdad o el terreno firme en que pararnos, no significa que no seamos leales uno al otro.

Coincido con usted en que la Matemática no es para una élite. Es como la música. Por ejemplo, podemos tener a un virtuoso concertista de guitarra o a un guitarrero de fogón, pero ambos hacen música, cada uno como puede o hasta donde el cuero le da. Un gorrión no vuela como un halcón, pero ambos conocen el placer de la libertad y del vuelo. Y se comprenden.

Es una frase trillada que un matemático profesional le diga a un aficionado: "¿sabes que hay muchos grandes matemáticos (o personas que han realizado aportes importantes a la Matemática) que eran aficionados y autodidactas?" Pero cuando un amateur les acerca un trabajo propio no lo leen. Julio César decía: "El águila no caza moscas" (aquila non capit muscas). Para los creyentes: Sin embargo, Dios escucha nuestras oraciones. El Ser Supremo se humilla para escuchar al hombre, porque Dios es amor (1ª Carta de Juan, capítulo 4, versículos 8 y 16; Salmos 65: 2) Son dos actitudes diferentes de dos personas distintas.

A mí me han ignorado respetuosamente y no tanto. No he recibido ninguna respuesta o me contestaron con la frase trillada y prometido hacerme llegar sus comentarios, que nunca recibí. Formalmente, de una manera formalmente educada y respetuosa. Otros han sido más duros: "Me dan lástima tus ideas" (No aquí, en un foro).

Trato de no hacer a otros lo que yo padecí. Este lugar está abierto para todos, pero más especialmente a los que se identifican por nombre. Usted es el segundo que hizo eso.

Le agradezco su actitud abierta y no reticente. Lo invito a continuar con el tema. No dispongo de todo el tiempo que quisiera, pero siempre se halla un "hueco" en el que desarrollar lo que realmente nos importa, más allá de lo que un sistema inicuo nos conduce a hacer para sobrevivir, distrayéndonos y quitándonos el tiempo para ser nosotros mismos.

Atentamente,
Carlos.